Evolución de la violencia en un mundo globalizado
La guerra ruso-ucraniana marca un hito acelerador de las evoluciones de la conflictividad. Desde marzo 2022, volvió la guerra clásica de alta intensidad a las puertas de Europa. Sus impactos globales en términos geoestratégicos, económicos y energéticos son tangibles. Si el conflicto ocurre fuera de la órbita de la principal tensión geopolítica de hoy (Estados Unidos-China), no quita que evidencia el tipo de pretensiones que subyacen en un mundo no solo más fragmentado sino también multipolar, donde las reglas de las potencias occidentales están más cuestionadas, inclusive militarmente. Los motivos de la confrontación se arraigan directamente con ambiciones estratégicas: reconstituir un área imperial para Rusia, impedir que Moscú vuelva a ser una potencia global para el imperium estadounidense.
En el mismo plano geopolítico, las secuencias definidas por el conflicto en Siria, los fracasos en Irak y Afganistán, la pandemia, y ahora la guerra ruso-ucraniana — en menor medida otras dinámicas en África o América Latina, definen un giro de mediano plazo en la trama geoestratégica. El antagonismo Washington-Beijing vertebra más claramente el tablero global alrededor de la región Asia-Pacífico. Como lo ilustran las fricciones del mercado energético y la puja comercial entre Beijing y Washington, las dos potencias compiten en todos los planos y trabajan para contener, debilitar o distanciar a su rival respectivo.
Otro grupo de potencias (Alemania, Turquía, Irán, Rusia, Brasil, India, Pakistán, Indonesia, Arabia Saudita) busca expandir activamente sus zonas de influencia en un contexto regional muy dinámico. Desarrollan modelos económicos combativos, repolitizando la geometría de las interdependencias y dando una impronta de choque de capitalismos estatalizados al capitalismo contemporáneo. El antagonismo entre el chiismo y el sunnismo en Medio Oriente muestra la preponderancia de lo religioso, junto con la cuestión nacional, mientras el Sahel africano se ha vuelto la región más golpeada por el terrorismo religioso. En otras latitudes, América Latina y África pasaron a contestar sin timidez el predominio de las potencias tutelares de antaño, tratando de aprovechar las oportunidades de la trama multipolar en formación.
En este sentido, los márgenes de maniobra ofrecidos por la globalización no han dejado de extenderse a partir de los años 1990. Creció la competición también al interior de las alianzas tradicionales. Aumentaron los flujos migratorios y tecnológicos, al igual que las actividades ilícitas, trayendo nuevos factores de fricción e inestabilidad. Las zonas con menor presencia estatal o cohesión nacional son objetos de predación de parte de estados competidores o de nuevos emprendedores de tráfico y de violencia. Al no adaptarse a esta nueva trama, Europa – no es la única – ilustra como una potencia económica puede generar su propio retroceso y propiciar desestabilizaciones (por efecto de “vacío” estratégico).
De modo general, la era de la información elevó fuertemente los niveles de fricciones en todas las arenas, volcando la guerra informacional en las estrategias políticas y económicas. De hecho, un triple movimiento de radicalización, de competición para la violencia y de influencia a frente inverso es observable en distintas latitudes. A este cuadro, se viene sumando con mayor peso la problemática del cambio climático que viene a exacerbar tensiones existentes.
Todos estos elementos tienden a reconfigurar el panorama de la conflictividad. Hacen aflorar la cuestión de la naturaleza misma de los conflictos y de las veleidades subyacentes. Tal evolución sigue siendo mal comprendida al interior de diversas culturas estratégicas. Los cuerpos militares, las élites políticas y los actores civiles carecen muchas veces de enfoques para renovar los marcos de referencia establecidos durante los años noventa en un entorno multilateral estructurado en torno a la globalización del comercio y la compartimentación de las dinámicas de conflicto.
Nuestra serie de webinarios pretende explorar algunos elementos de este nuevo paisaje, destacando testimonios originales.
- Objetivo: Cuestionar los marcos de lectura de los conflictos de forma multidisciplinar y transideológica; ayudar a establecer nuevos abordajes en la sociedad civil, en particular las que se dedican a la formación (UiTC, École de la paix).
- Modalidad: Diálogo moderado con tres panelistas; elaboración de un informe distribuido posteriormente a la UiTC y las redes asociadas.
- Webinar nº 1 ya realizado en 2022 (en francés) : Marie Le Scolan (estudiante en ciencías políticas en Francia, analista en Werra); Nils Andersson (autor de Le capitalisme c’est la guerre y Mémoire éclatée, miembro de Attac, Raphaël Chauvancy (oficial superior, profesor en la Escuela de guerra económica, autor de Las nuevas caras de la guerra).
- Webinar n°2 (en español); Daniel Dory (investigador sobre seguridad, miembro del Consejo editorial de la revista Seguridad global); Nick Buxton (integrante del programa Guerra y Pacificación del Transnational Institute); Paz Milet (Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile).
- Ejes:
▪ Extensión de la conflictividad, zonas grises y multiplicación de los actores
▪ Guerra económica, militarización, industria extractiva y cmbio climático
▪ Migración y fronteras, grupos irregulares, acción híbrida
- Algunas referencias bibliográficas
- Kaldor, Mary (2012). New and Old Wars. Organised Violence in a Global Era. Polity Press.
- Galeotti, Mark (2022). The Weaponization of Everything. A Field Guide to the New Way of War. Yale University Press.
- Harbulot, Christian (2018). L’art de la guerre économique. VA éditions.
- Chauvancy, Raphaël (2023). Les nouveaux visages de la guerre. VA éditions.
- Dory, Daniel (2022). Le terrorisme et les transformations de la guerre : un état de la question. Guerres mondiales et conflits contemporains n° 285.
- Chaliand, Gérard (2022). Atlas estratégico, Autrement.